8.02.2010

Capítulo 12

El despertador sonó como cada día de colegio a las 6 y media de la mañana. Agustín no había podido dormir casi nada, ya que en su cabeza sonaba ese canto que la hinchada le ofrece siempre a sus ídolos, pero esta vez con un: “Agus, Agus, olé olé olé olé, Agus, Agus…”. Con sueño pero sin cansancio Agustín se levanto incrédulo frente a la tarde que había vivido en la cancha. En ciertos momentos de la noche donde se despertaba de un sueño cortado pensó que todo era un sueño, pero al caer en la realidad todo mal pensamiento desaparecía para así volver a escuchar en su cabeza el canto de la hinchada.


Ya despierta toda la familia y en la mesa desayunando, los dos hermanos de Agustín le preguntaron de todo sobre la tarde anterior donde él se había consagrado ganador. Todos seguían sin poder creer que Agustín iba a ser parte del plantel de Boca.

Agustín tenía una sorpresa para la familia que no les había dicho el domingo a la noche. Agus había pensado decírselas el día previo al partido pero las caras de sus hermanos pudieron más. La noticia era que toda la familia estaba especialmente invitada para el partido, y para colmo lo verían en un palco. Ni los hermanos y la madre de Agustín se habían imaginado ver un partido de su querido Boca en un palco. Todo parecía increíble para todos, pero más para Agustín, ya que sentía que gracias a él toda su familia estaba contenta y sin las preocupaciones de siempre.

Ya eran las 7 y cuarto y los 3 hermanos partieron rumbo al colegio. Abrigados a más no poder por los dos grados que hacía caminaron las 5 cuadras de distancia hacia el colegio.

Agustín acompañó a sus hermanos a clase y cuando entró a su salón un inmenso cartel que decía “Vamos Agus” colgaba de la pared sobre el pizarrón. Ni bien pisó el aula todos sus compañeros y su profesora comenzaron a aplaudir. Agus no lo podía creer. Miró a cada uno agradeciéndole por el gesto mientras sonreía de emoción.

Todos le preguntaron sobre la tarde anterior y con la complicidad de su profesora Agustín contestó absolutamente todo lo que sus compañeros le preguntaron. Pero ya pasada media hora de charla la clase tenía que empezar y así la clase volvió a su normalidad.

Como era de esperar Agustín no pudo prestar nada de atención. Su carpeta era un collage de dibujos de la cancha de Boca repleta de gente, y en su cabeza sonaban una tras otra las canciones de Boca.

El timbre anunciaba que el día de clase por fin había terminado. Agustín espero en la puerta del colegio a sus hermanos y así los tres se fueron para su casa.

Agustín tenía pensado pasar por lo de su mejor amigo después de almorzar, pero sus planes no iban a ser precisamente esos. Un llamado lo iba a sorprender y con el, su vida empezaría a cambiar para siempre.

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